Cuidan la tradición del juguete

AutorÉdgar Anaya

Fotos: Édgar Anaya

Si usted era niña de clase media o baja a mediados del siglo pasado, entonces probablemente tuvo una Lupita, que la acompañó en sus andanzas infantiles y le brindó muchos ratos de alegría.

Las Lupes, esas muñecas de cartón que simulan estar muy maquilladas y bien peinadas, con vestidos de colores encendidos y diamantina, que casi casi fueron representantes del juguete mexicano, hoy han sido desplazadas por otras muñecas más llamativas a los ojos de las niñas cibernéticas, pero que también son más "frías", desangeladas y desechables.

Lo mismo ocurrió con los demás juguetes de la cartonería, que no salían de moldes metálicos de tremendas máquinas sino de las manos cálidas del artesano cartonero. Cada uno era irrepetible.

Ahora que el plástico y otros materiales modernos simbolizan, en parte, lo desechable y consumista del Siglo 21, llaman la atención personas como Sotero Lemus Gervacio y su familia, quienes han dedicado su vida a dar vida a su vez a estos juguetes que hoy parecen antiguos.

Si visita la Ciudad de México, puede pasar a conocer un poco del arte de la cartonería en el taller de esta familia (Bondojito 346, Col. Ampliación Vicente Villada, Ciudad Nezahualcóyotl).

Sotero, con toda la humildad de su origen y situación económica, no trabaja sólo por el dinero; lo hace también, con emoción y gusto, por coleccionar satisfacciones, junto con su hermana Lucía y su madre Leonor Gervacio.

"Creo que lo que más me gusta de todo es hacer esculturas de cartón, figuras rellenas, como los nacimientos que elaboro".

En México, el cartón no se usa sólo para elaborar cajas: también se hace arte con él. Noble, añeja y muy tradicional actividad artesanal en el país es la cartonería.

Noble por lo barata, accesible y fácil de trabajar (en términos generales). Añeja porque, al parecer, llegó con los españoles para ayudar a evangelizar.

Tradicional es otro calificativo de la cartonería porque es una rama del arte popular. La paciencia del cartonero hoy es símbolo de un México menos acelerado.

Cartonero de abolengo

Sotero desciende de una familia de cartoneros de Celaya, Guanajuato, cuna de esta artesanía.

"Mi abuelo ha de tener unos 95 años y sigue trabajando el cartón", dice Sotero. "Antes había especializaciones entre las familias dedicadas a esto: los que hacían moldes, los que los forraban, los decoradores. Mi familia se dedicaba a la pintura de las piezas".

Comenta doña Leonor Gervacio que eran como unas 15 familias las que hacían...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR