Cony Delantal / Migas de antaño...

AutorCony Delantal

Le decía a mi comadre que desde que vi en esta sección aquel comparativo que hicieron de los restaurantes maduritos, como tú comprenderás, comadrita, en el que el legendario Latino se llevó medalla de oro en chilaquiles, traía el cuete de ir a probarlos, digo, a ver si es cierto, y aquélla se ganchó luego luego para acompañarme.

Le hablamos a varias amigas que teníamos tiempalalalal de no ver y se juntó la bola (de años) para irnos de almuerzo a recordar tiempos idos en esta legendaria cafetería que empezó hace, uuuuuufffff, no me acuerdo cuántos siglos, en Madero, justo al lado del Manolín, y hace tres lustros se mudaron a Venustiano Carranza, dentro de una placita comercial que está entre Tapia e Isaac Garza, porque, según ellos, la Calzada ya se les había puesto muy inhóspita.

Total, ahí voy entusiasmada a reencontrarme con amistades de la secundaria, impaciente por descargar, frente a unos chilaquiles, toda una postvida de chismes y anécdotas, eso sí, con tres manos de maquillaje y ataviada con mi atuendo más primaveral, no vaya a ser que las méndigas regresen a su casa platicando "¡qué fregada vi a la Cony!".

El local está en la hipotenusa de la plaza, tras de un árbol y sin más anuncio que las letras pintadas en el vidrio, y aun así, se mantiene a reventar; pura muchachada como una. Tiene tanto tráfico de longevidad que parece clínica del IMSS.

En esa atmósfera de cafetería del Centro, tal y como la dejamos hace 30 y tantos años, reímos y lloramos con las historias de mocedad, tijereteamos sin clemencia a todas las ausentes y nos alabamos entre nosotras con una falsedad bastante cínica. ¡Vieras qué bien estamos todas! Y qué buen sabor agarraron los cumplidos con esas sencillas delicias que sirven aquí.

Fíjate que sí: los chilaquiles son casi afrodisiacos. Y no hay mayor secreto que una tortilla que cruje pícaramente con cada bocado, dorada a la perfección, y bañada con una salsita suficientemente candente para hacerte jadear. A fin de cuentas, el ingrediente no importa, sino los tiempos y movimientos culinarios con los que han logrado darle al mero punto G... de la gastronomía.

Pero no son nada más los chilaquiles, también las miguitas están de pocamáter, porque utilizan esa misma tortilla cronchy. ¡Qué delicia!

No manches, yo creo que esas migas nos trajeron a todas un torrente de vivencias reconfortantes de la infancia en casa de los abuelos, que sabían preparar ese platillo, de aparente simpleza, tal y como dictan los cánones de...

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