Contrapuntos / Nuevo Laredo: ¿Estado de emergencia?

AutorRamiro Ramos Salinas y José Luis Prado Maillard

Ramiro Ramos Salinas

El Gobierno federal ha tenido que tomar el control de la corporación policiaca local proporcionando una tranquilidad temporal ante la creciente inseguridad. Sin embargo, los ciudadanos nos preguntamos por qué dejaron que creciera a tal grado la delincuencia organizada.

EL AUTOR es contador público, maestro en administración de negocios y neolaredense de nacimiento.

Nuevo Laredo es una ciudad históricamente tranquila, progresista y segura. Es desde hace décadas un municipio con el primer lugar de tránsito de mercancías de comercio internacional de toda Latinoamérica.

Además, es una población que tiene una historia de 157 años como ciudad y que enarbola el patriotismo como bandera, ya que fueron los pobladores de la antigua Villa de San Agustín de Laredo quienes decidieron fundar esta ciudad trasladándose al "lado mexicano" después de la firma del tratado de Guadalupe-Hidalgo en 1848. Pero, sobre todo, Nuevo Laredo es una comunidad que ante los embates del centro político del País y los regionalismos excluyentes se ha mantenido firme, progresista y solidaria con la nación mexicana.

Lamentablemente, en los últimos dos años se ha visto afectada por la inseguridad protagonizada por el narcotráfico, teniendo que intervenir las fuerzas federales y tomar el control de la seguridad pública.

La historia de esta frontera tamaulipeca registra una presencia del Gobierno Federal desde los tiempos del porfiriato cuando la aduana y la llegada del ferrocarril empiezan a colocarla en el crecimiento del comercio exterior y, por ende, las aportaciones económicas producto de esta actividad incrementaron los ingresos federales.

Después de la Segunda Guerra Mundial, el interés del gobierno federal se incrementó al convertir los ingresos de importación y exportación en un flujo muy importante del ingreso para el erario federal. Fue tanta la presencia y el control del poder central sobre la ciudad que no sólo se manifestaba con el control administrativo de la aduana sino que incluso las obras sociales se efectuaban a través de las juntas federales de mejoras materiales que eran el motor económico y político de la ciudad.

Sin embargo, la presencia del Gobierno federal no ha sido durante estas últimas décadas similar en el área de procuración de justicia. Ha habido un desinterés por mantener una presencia permanente del gobierno federal en esta ciudad. Basta sólo saber cómo han pasado periodos de largo tiempo con la presencia de menos de una decena de agentes federales efectivos para una ciudad de más de 400 mil habitantes. Aunado a esto la poca coordinación entre las corporaciones policiacas que se ha manifestado en muchas ocasiones y que han dejado que crezca la delincuencia a tal grado que ha salido del control de la policía local.

Aunque no sea Nuevo Laredo el único caso de inseguridad publica del País o de la frontera, tal parece que el modelo de inseguridad es el mismo: falta de coordinación entre las distintas policías, corrupción...

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