Contrapuntos / Discriminación: ¿La cara oculta de México?

AutorRodolfo A. Mellado y Luis Eugenio Espinosa González

Rodolfo A. Mellado

Es discutible que ambos casos (el de Franco y Levy) expresen discriminación o xenofobia, aunque sí permiten atisbar, indirectamente, una cara que no siempre se observa desde México: la de una sociedad racista y excluyente.

El autor es graduado en Relaciones Internacionales de El Colegio de México y especialista en investigación sobre ciudadanía en la globalización.

Bardas pintarrajeadas con leyendas en contra de "cerdos judíos" y la esvástica en edificios de la Ciudad de México. Voces de los aficionados al futbol en contra de que el "Guille" Franco y otros mexicanos formen parte de la Selección Nacional porque no nacieron en nuestro país, sino que son naturalizados. Estos hechos recientes han suscitado preocupación en algunos y suscitan una interrogante que rara vez se plantea de manera abierta en México: ¿significa que la sociedad mexicana, multirracial en su origen, es presa del racismo, la xenofobia y las actitudes discriminatorias que vemos resurgir en otros lugares del mundo?

La prensa mexicana y diversos grupos de opinión han creado sendas controversias a partir de las calificaciones de que ha sido objeto Santiago Levy, presuntamente a manos del impopular sindicato del IMSS, y de los mexicanos naturalizados a quienes algunos niegan un derecho que todos los mexicanos deben tener independientemente de su país de nacimiento.

A mi juicio, se trata de dos casos que alcanzan una gran notoriedad pública no sólo por su carácter en principio discriminatorio sino por tratarse de los actores que están involucrados: por un lado, una comunidad religiosa con gran peso económico (tampoco ajena a actitudes racistas), un ex funcionario público y un asunto político-laboral de alcance nacional. Por el otro, un grupo de jugadores en un deporte masivo y la integración de una Selección Nacional cuya suerte interesa a un grupo muy numeroso de mexicanos, incluyendo a los menos favorecidos. Otros casos de discriminación, ciertamente más inaceptables, en cambio, pasan casi desapercibidos.

Y, sin embargo, me parece que es discutible que ambos casos expresen discriminación o xenofobia, aunque sí permiten atisbar, indirectamente, una cara que no siempre se observa desde México: la de una sociedad racista y excluyente. Cierto, se trata de un racismo soterrado, pues en México nadie acepta abiertamente que es racista ni se observan divisiones raciales claras, ni existen medidas institucionalizadas -salvo por omisión- en las instituciones públicas. Pero una encuesta de Mitofsky en el Distrito Federal reveló en diciembre pasado que 91.2 por ciento de los encuestados reconoce que existe discriminación contra los indígenas, 78.5 por ciento que hay discriminación según el color de piel y 89.4 por ciento que la hay hacia las personas según su nivel económico. No hay razones para pensar que la realidad sea muy diferente en...

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