Contigo hasta la muerte

AutorYedid Padilla

El pan de muerto se ha convertido en una ofrenda para los difuntos y un deleite para los vivos que se meriendan la "muerte" acompañada de una taza de atole, café caliente o un espumoso chocolate.

Emigdio Rodríguez López, chef del restaurante del museo Marco, explica que este célebre pan es el resultado de las fusiones que conforman a México como un país mestizo que se bate entre sus raíces prehispánicas y españolas.

"Desde tiempos prehispánicos se empieza a recordar a los seres queridos ya fallecidos con una especie de ritual que ha perdurado de generación en generación y que, con el paso del tiempo, se le han añadido elementos que mezclan creencias populares y religiosas".

La difusión de este dulce pan está especialmente concentrada en el centro y sur del País. Sin embargo, a lo largo y ancho de la República se acostumbra elaborar y comer.

La preparación tradicional lleva huevo, harina, azúcar, agua de azahar, manteca o mantequilla al gusto, además de yemas y ajonjolí en la superficie, pero sólo en algunas zonas, señala Ana Benítez Muro, chef e investigadora de la gastronomía nacional.

"Y es que de región a región difieren en terminados, tamaños, formas y colores", agrega.

En algunos lugares los preparan con formas de seres humanos, muñecos o medias lunas, decorados con trozos de masa redondos u ovalados llamados huesos, menciona el chef Ricardo Muñoz Zurita en su Diccionario Enciclopédico de Gastronomía Mexicana.

Una tradición que no muere

Desde días antes a la celebración, el pan de muerto se oferta por doquier. Y aunque hoy es, precisamente, Día de Muertos, hay muchos que estarán amasándolo en sus hogares para degustarlo recién hecho y continuar con esta tradición.

Su elaboración es fácil y sencilla, pero los tiempos de fermentación resultan ser un poco largos, aunque también son la clave para lograr la esponjosidad y el sabor que caracteriza a este dulce pan, menciona Martha Falcón, chef directora de la Escuela de Cocina y Centro de Asesoría Gastronómica Culinart.

"Saber si la masa está en el estado de fermentación idóneo es fácil, sólo basta con estarla tocando constantemente.

"Si la huella desaparece rápidamente, quiere decir que todavía le falta fermentación, pero si se queda marcada es que ya se pasó. Lo más indicado es que cuando se toque, la huella desaparezca lentamente. En ese momento la masa está lista para formar ya los panes".

El amasado también es fundamental, agrega la experta. Para ello se recomienda amasarla como si se estuviera rodando la masa sobre sí misma, pero evitando estrujarla demasiado.

Y aunque la receta de este pan, en todos los lugares donde se elabora, tiende a ser clásica y tradicional, hay quienes gustan darle un toque más vanguardista, claro está, sin perder el simbolismo que envuelve a este alimento.

Ana Benítez Muro, chef e investigadora de la gastronomía nacional, señala que modernizar el pan de muerto está permitido, siempre y cuando la persona que lo haga sea creyente y no se realice con el fin de perdurar una tradición meramente comercial.

Para darle un toque original a tu pan, el chef del restaurante de Marco sugiere agregarle, al momento de su elaboración, diferentes líquidos.

"Por...

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