México Channel / Redescubrimiento de San Miguel
| Autor | Harry Möller |
¿Qué puede hallarse novedoso de un lugar que aparece mencionado en todas las guías turísticas internacionales como parte del México colonial, pintoresco y emotivo, un lugar de Guanajuato llamado, desde 1862, San Miguel de Allende?
Ha sido tan visitado y revisitado que se ha vuelto una ciudad cosmopolita, con todo lo que eso pueda significar.
La tarea de búsqueda es más gratificante de lo que pudiera parecer, y se inicia por encontrar la ubicación del San Miguel original, aquel que en 1530 sólo era un modesto paradero (una venta, seis mesones y dos posadas) para los arrieros de las recuas que traían la plata desde las minas de Zacatecas y Guanajuato, y cuya mayor edificación era una misión franciscana.
Andando y caminando, por la Calle Real de la Estación, prolongación de la calle Canal, hasta detrás de la estación del ferrocarril, se encuentra un maltratado camino que, cruzando las vías férreas, conduce, a unos 2 kilómetros, a un caserío casi a la orilla de la presa Ignacio Allende.
Fuera de él está la ruinosa iglesita de Casqueros: aquella misión de la fundación. (El truco estuvo en preguntar a los vecinos por la "ermita").
En su abandono y soledad es una nostálgica marca que merece ser conocida. Es el Siglo 16 sin los alardes del dinero sobrado. Ahí nació San Miguel Viejo, o San Miguel de los chichimecas, paulatinamente desplazado hacia el llamado Barrio del Chorro.
De vuelta a la ciudad, y para no abandonar el tópico religioso, hay que pedir permiso para llegar ante el altar mayor de la Parroquia, la del "gótico sanmiguelense", y descender por una casi oculta escalinata a la cripta donde descansan diversos personajes célebres de San Miguel.
Una de las lápidas en el piso corresponde a uno de lo primeros Presidentes del México independiente, el General Anastasio Bustamante. En los muros de la cripta, una gran cantidad de exvotos sumamente pintorescos testimonia el fervor popular.
¿Qué más? Bueno, andando por donde termina el Fraccionamiento del Atascadero, al final de la calle Santo Domingo, existe, en el "charco del ingenio", un parque ecológico desarrollado por la iniciativa privada conforme a modernos conceptos de protección, con cultivos de la flora autóctona; es algo así como el mensaje de la esperanza.
Galerías artísticas las hay, como hongos, dondequiera, pero en una de ellas, Lagundi, en Umarán 17, hay además de obra pictórica, personas que saben sobre San Miguel, un rato largo y que lo aman de verdad.
Ahí obtuve los tips...
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