Carolina López/ El perdón humano

AutorCarolina López

Estamos a pocos días de que termine un año más, pero no un año cualquiera, se trata del Año Santo. El año que quizá muchos de nosotros no supimos aprovechar como debimos hacerlo.

Vale la pena recordar que la noche del 24 de diciembre de 1999, con la apertura de la Puerta Santa de la Basílica de San Pedro en El Vaticano, se inició este Gran Jubileo del año 2000.

El tiempo jubilar nos permitió a los cristianos recuperar lo que solos no podíamos alcanzar: la amistad de Dios, su gracia y la vida sobrenatural.

Además, el Año Santo alentó a la comunidad cristiana a robustecer la fe, a acrecentar la esperanza y a hacer cada día más activa la caridad para extender el Reino de Cristo por todo el mundo.

Cuatro signos importantes envuelven el Jubileo que está por finalizar:

La peregrinación que nos recuerda que esta vida es un camino que nos conduce hacia "otro mundo".

La Puerta Santa que evoca el paso que cada cristiano está llamado a dar del pecado a la gracia, y nos fortalece la fe en Cristo Jesús para vivir la vida nueva que nos ha dado.

La indulgencia que nos ofrece la posibilidad de convertirnos y recuperar la gracia obtenida por el sacrificio de Cristo.

Y la caridad que nos abre los ojos a las necesidades de quienes viven en la pobreza y la marginación.

Pero, como dijo un sacerdote en una homilía, las indulgencias no son una varita mágica o el beso que transforma al sapo en príncipe.

Es muy importante que lo cristianos hagamos méritos y tengamos esa buena disposición de abrirnos a la misericordia Divina y al sincero arrepentimiento.

Y es que el primer paso para obtener la indulgencia plenaria no es sólo pedir perdón por nuestras faltas, sino sobre todo perdonar de corazón las ofensas que nosotros hemos recibido del prójimo.

A principios de diciembre impartió una conferencia en Monterrey el sacerdote, escritor y filósofo francés, Jean Laffitte. Este gran pensador que ha dedicado buena parte de su vida estudiando el significado del perdón, dio una cátedra excelente de lo que significa el perdón cristiano.

Para empezar, el sacerdote aclaró que la acción de perdonar es un don, por lo que el perdonar a alguien que nos ofendió es una acción que tiene su proceso y lleva tiempo.

A veces uno quiere que nos perdonen de inmediato y no nos damos cuenta que aunque el perdón es un acto de amor, necesita del tiempo para que el ofendido asimile el bien que hará.

Séneca decía que el odio y la venganza no pueden ser partes del hombre. Así que cuando la persona...

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