Carlos Monsiváis/ Multiculturalismo y diversidad

AutorCarlos Monsiváis

En un mundo cultural regido por la globalización, y desequilibrado por la versión monopólica (norteamericana) de la globalización, es extraordinaria la suerte de algunos términos. Aparecen por decisión de un sector académico, de los medios informativos, de los movimientos sociales, de dos o tres libros calificados al instante de "fundamentales", y se instalan con la suerte capaz de modificar realidades sociales. Pienso en género, desde luego, y también en sexismo, gay, postmoderno y multiculturalismo.

Una definición rápida y obvia de multiculturalismo -la coexistencia híbrida de sectores y situaciones culturalmente distinto y opuestos- no ofrecería dificultades en la realidad globalizada y navegada por Internet. Sin embargo, y como todo lo impulsado recientemente por la industria académica norteamericana, el término multiculturalismo se presta a batallas ideológicas de apropiación, ideologización, desideologización, y uso indiscriminado. A esto, que podría ser un ejercicio de retórica cubicular, le prestan una luz trágica en Europa los hechos de los Balcanes, la empresa monstruosa de "limpieza étnica" y el desastre de la coexistencia pacífica multicultural que debió suceder al régimen del socialismo real, y en América Latina la incapacidad orgánica de los gobiernos neoliberales de aceptar en condiciones de igualdad a las minorías indígenas. También, y son el énfasis de los ejemplos anteriores, el término y sus equivalentes se enfrentan a rechazos persistentes. Así la derecha latinoamericana no acepta forma alguna de multiculturalismo porque, niega la identidad de cada uno de los pueblos, que para ser efectiva no admite variantes.

Milosevic, de seguro, no escuchó jamás la palabra "multiculturalismo", pero él y los generales serbios fueron críticos beligerantes de su contenido, al igual que los fundamentalistas árabes, los tradicionalistas de la especie representada por Pro Vida, los nacionalistas que optan por el terrorismo, los fanáticos del modelo único.

Si el clima de la intolerancia homicida es a contrario sensu el gran alegato a favor del multiculturalismo, esto no elimina la crítica al concepto, y a su uso por las corporaciones y las agencias gubernamentales. Para empezar, lo ya señalado por varios analistas: no queda claro si el énfasis multicultural en la educación dará como resultado una sociedad más democrática, o una con habilidades administrativas más sutiles. Como señala el Grupo de Estudios Culturales de Chicago, el...

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