Carlos Monsiváis / ¿Le tramito un amparo?

AutorCarlos Monsiváis

Sin los abogados (los jurisconsultos), (los Señores Licenciados), (los Príncipes de la Barandilla), el Siglo 19 y el Siglo 20 latinoamericanos hubieran carecido de una de sus grandes profesiones y de uno de sus rasgos más característicos. Entre otros menesteres y, por ejemplo, los abogados:

- Han ejercido y defendido con las variantes de las épocas la retórica de la República ("Permítame, Señor Presidente, que lo felicite sin fatiga alguna por su modestia").

- Han sido la picaresca cultivada y el alma errante de bares y cantinas.

- Han proclamado con brío el liberalismo jurista y el ideario de la Revolución y, también, en proporción muy menor, han protegido el nulo desarrollo del conservadurismo.

- Han añejado los Códigos y las Constituciones a su gusto, y al "respeto a la ley" le han conseguido un nicho de choteo y de incredulidad.

- Han sido los proxenetas habilidosos de la especulación urbana y los protectores onerosos de homicidas y autoviudas.

- Han eternizado los pleitos volviendo eternos o casi los juicios legales.

- Han impartido con solemnidad materias en cuya normatividad jamás han creído.

- Han detentado la mayor parte de las posiciones políticas, una buena parte de la burocracia cultural, y una porción muy significativa de las relaciones públicas.

- Han conducido la corrupción al espacio de la farsa al comerse parte de los expedientes en los juzgados, al admitir entre chistes el título de abogángster ("Yo no soy así, pero hay muchos así"), y al sobornar a tantos que hacen quedar mal a las personas honradas.

- Han interpretado -con solemnidad y el rostro levantado al cielo- el papel (bien remunerado) de senadores, diputados, oficiales mayores, secretarios de Estado, presidentes municipales, Presidentes de la República, gobernadores, torturadores y, en el plano positivo, han sido eruditos, divulgadores culturales, escritores, intelectuales...

- Han hecho, y con capacidad, muchas de las actividades aquí no mencionadas.

En síntesis, sin los abogados no se conciben plenamente las siete décadas primeras del Siglo 20.

II

A partir de la década de 1970 se produce internacionalmente el gran vuelco: la economía, la clave del porvenir que será financiero o no será. El Presidente Echeverría auspicia a los economistas y desdeña a los abogados. El es licenciado en Derecho, o lo fue, y por eso no duda: los jurisprudentes no captan el ritmo del universo, y la realidad ya no consiste en leyes y reglamentos, si es que alguna vez tal cosa sucedió...

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