Carlos Monsiváis/ Globalización y literatura

AutorCarlos Monsiváis

El aforismo de Wittgenstein es incomprensible a los neoliberales: "El mundo es la totalidad de los hechos, no de las cosas ·Para los neoliberales, los hechos son susceptibles de uso, de acomodo y desvanecimiento, y las cosas son lo único concebible. Pero si algo prueba en mi entender que el mundo es la totalidad de los hechos es el arte y muy específicamente la literatura.

Si la globalización es sinónimo de curiosidad, búsqueda, obtención de criterio y conocimiento internacional, en América Latina, desde el Siglo 20, las minorías literarias se internacionalizan, por su frecuentación con las literaturas europeas, muy especialmente la francesa. Pero internacionalizarse es una etapa previa. La globalización sucede al mismo tiempo en todas partes y afecta a las sociedades de manera desigual y combinada, y por eso en sentido estricto, no lleva más de dos décadas en Latinoamérica. Al respecto, algunos apuntes.

Negar la marginalidad cultural ha sido una de las tareas impostergables de los escritores latinoamericanos. En el Siglo 19 y en la primera mitad del Siglo 20 los escritores, muy fundamentalmente los poetas, desean escribir como en otra parte, adoptar la sensibilidad que destruya su carácter marginal.

Desde entonces no hay en cuanto a lecturas, influencias, asimilaciones, información al día, algo parecido a tradiciones autistas o aislacionistas. Alfonso Reyes recogió·la frase de un campesino español: "Todo lo sabemos entre todos ·Bien podría , en relación a su gremio, haber escrito: "Todo lo leemos entre todos El conocimiento enciclopédico de un número importante de escritores hasta citar a Borges, José·Lezama Lima, Octavio Paz, Adolfo Bioy Casares, Luis Cardoza y Aragón , Victoria Ocampo, José·Bianco, Carlos Fuentes, Sergio Pitol, José·Emilio Pacheco, Guillermo Sucre, Alvaro Mutis- expresa la amplitud del horizonte en donde participan las grandes culturas nacionales y las corrientes y tendencias pictóricas, musicales, teatrales.

Al contrario del lugar comía, lo típico de los escritores y los intelectuales latinoamericanos, y desde el Siglo 19, es el rechazo natural del chovinismo, para ser más precisos, la incomprensión genuina de tal fenómeno, tan auspiciado por la frustración y el resentimiento. Ningún creador importante ha sido o podrá haber sido chovinista, y el nacionalismo ha funcionado más que como ilusión de superioridad, como técnica de compensación. Hoy nacionalista, no por creerme lo mejor, sino para comenzar a valorarme a mí...

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