Cardenal J. Francisco Robles Ortega / Vida nueva en Cristo

AutorCardenal J. Francisco Robles Ortega

Este día, Domingo de Resurrección, la Iglesia celebra con gozo infinito el triunfo de Cristo sobre la muerte.

La luz del cirio pascual, que permanecerá encendido en las celebraciones pascuales, representa a Cristo resucitado, y brilla como signo de esperanza para todos. Jesucristo, con su resurrección, se convirtió en la Luz que ilumina a todo hombre que viene a este mundo.

Sólo en Jesucristo, el hombre puede descifrar todos los misterios de su existencia, pero sobre todo el misterio de la muerte. Sólo en Jesús el hombre puede intuir y entender su destino. Desde el Antiguo Testamento se venía preparando lo que ahora celebramos con alegría y esperanza.

Dios liberó a su pueblo de la esclavitud de Egipto, lo hizo pasar por el mar, conduciéndolo por el desierto para darle una tierra nueva. Ese paso del pueblo de Dios nos estaba anunciando el paso de Jesucristo de la muerte a la vida, de la muerte a la resurrección, y ese paso del pueblo en el Antiguo Testamento tiene que ver con el gran misterio que se realizó para cada uno de nosotros el día de nuestro bautismo.

Por el bautismo pasamos del pecado a la gracia; por el agua del bautismo fuimos regenerados, renacimos a la vida nueva, fuimos sepultados con Cristo al pecado y con Él hemos resucitado. Por eso es importante preguntarnos: ¿Hasta qué punto me he dejado guiar por Cristo? ¿Busco en Él la respuesta a todas mis dudas y preocupaciones? ¿Qué tanto me dejo iluminar por Él en mi vida?

En nuestro bautismo fuimos hechos partícipes de su luz, que alcanzará su plenitud el día de nuestra muerte, pero desde ahora podemos disfrutar de su claridad, ya desde esta vida podemos ir...

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