CAPITANES

Óscar Márquez-Mees...

Este ingeniero industrial por la Ibero tendrá mucho que ver con los electores mexicanos. Dirige a Giesecke & Devrient de México, la empresa de origen alemán a la que el IFE acaba de adjudicar la emisión de las credenciales para votar con fotografía en los próximos cinco años.

¿TUYA O MÍA?

Por increíble que parezca, a 34 meses de que Mexicana de Aviación cesara operaciones, las partes involucradas no terminan por ponerse de acuerdo de qué le toca a cada quien.

Ayer, la directora general del Instituto Federal de Especialistas en Concursos Mercantiles, Gricelda Nieblas, sostuvo que el Poder Judicial está esperando a que la SCT, de Gerardo Ruiz Esparza, se pronuncie a favor o en contra del convenio concursal.

En otras palabras, atribuyó a esa dependencia la responsabilidad de decidir sobre el futuro de la aerolínea.

Lo que no dijo es que la SCT no tiene facultades para aprobar el convenio, sólo para vetarlo, lo cual no ha hecho hasta el momento, a pesar de que el tiempo está corriendo desde por lo menos el 10 de junio.

La SCT tiene muy claro que el tiempo que Mexicana lleva fuera del mercado hace prácticamente imposible su regreso, y por eso ha dicho que su prioridad será proteger a los trabajadores.

Sin embargo, sabe también que quien debe decidir el futuro de Mexicana es la juez Edith Alarcón, encargada del concurso mercantil.

Donde deben ver con carácter de urgente la definición (ojo, no defunción) de la aerolínea, es en los cuarteles de Interjet o Volaris, pues hay 'volando' miles de slots que -se supone- aún pertenecen a la aerolínea en concurso mercantil.

COBRANDO POR ADELANTADO

Si tiene un amigo constructor, mejor no le llegue con estas conclusiones.

La Academia de Estudios Fiscales, de Jorge Sánchez, publicó el libro Régimen Fiscal de Obras de Infraestructura, coordinado por Juan Carlos Alonso, donde se identifica el principal problema en materia de impuestos para los constructores.

Concluye que el SAT, de Aristóteles Núñez, les cobra antes de que empiecen a ganar dinero.

Lo que la Academia propone es que se cobre a los constructores el ISR, el IETU y el IVA, hasta que sus proyectos concluyan y no mientras se están desarrollando, pues en ese proceso, nadie ha ganado.

El mensaje es claro: mientras no haya ganancias, no debe haber un costo en impuestos, porque desalienta la construcción.

Su tesis es que el ISR puede llegar a considerar como ganancias los recursos para la obra que no lo son; el IETU se causa...

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