Empresa/ Cambio de señales

AutorAlberto Barranco Chavarría

El documento, naturalmente, aludía a la reciente adquisición de mil 620 toneladas de leche, en cuyo marco se benefició a unos 2 mil 600 productores de la entidad federativa, "solicitando respetuosamente que Chihuahua sea incluida permanentemente en los programas".

En el mismo marco llegaría, simultáneamente, una carta del Secretario de Desarrollo Social del Estado, José Luis García Mayagoitia, en la que se ponderaba el que "la acción en conjunto ha sido de gran impacto para el sector lechero de la entidad, ya que con el desplazamiento de excedentes de producción se logró estabilizar el precio del producto, en beneficio de las familias que dependen de esa noble actividad".

Ahora que la cargada se haría mayor al publicarse un desplegado bajo la firma de los productores locales, incluidas sociedades de producción rural, sociedades cooperativas y sociedades anónimas menonitas, en el que solicitan que el Programa de Compra de Excedentes de Leche para tareas sociales del Gobierno se ponga en marcha cada año.

Lo cierto es que la acción, enmarcada en un planteamiento global de reestructura de la alguna vez filial de la desaparecida Compañía Nacional de Subsistencias Populares (Conasupo), responde a la dramática realidad del campo frente a la cada día más desventajosa competencia del exterior.

La primera señal de alerta había llegado a las oficinas de otra de las filiales sobrevivientes de Conasupo: Diconsa, cuyas tiendas rurales mostraban una preocupante merma de ventas... atribuible a la ruptura del círculo virtuoso que permitía a los potenciales consumidores tener ingresos vía la compra obligada de sus propios productos por parte de la empresa de participación estatal.

La intención de Liconsa es alcanzar este año un global de compras locales de 120 millones de toneladas de leche, es decir, 20 por ciento más allá de las 100 del año pasado, y cuatro tantos a las 30 del anterior.

Lo inaudito del caso es que al arranque del sexenio foxista, la cifra estaba en cero, o si lo prefiere el 100 por ciento del abasto se adquiría en el exterior, con énfasis en Canadá.

¿Se acuerda usted la estrujante denuncia pública de que durante el sexenio salinista, aparentemente vía la influencia del hermano incómodo Raúl Salinas De Gortari en Conasupo, se habían importado centenares de toneladas del líquido que habían resultado contaminadas por la explosión de la planta nuclear de Chernobyl de la ex Unión Soviética?

El hecho, por más que la cifra parezca espectacular...

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