El calvario de Jim Caviezel

AutorEdgardo Reséndiz

Resulta muy difícil a simple vista asociar la figura de Jim Caviezel en persona con la del Jesús que interpreta en pantalla.

Pero hay algo en su personalidad, en la profundidad y fuerza de su mirada, que delata que su trabajo en el filme de Mel Gibson no fue uno más en su carrera.

"Es el más difícil que he hecho", afirma. Sus ojos azules brillan cuando habla, presta atención a cada pregunta y responde en forma decidida, pero sin elevar nunca el tono de su voz.

"Hacer esta película fue un proceso doloroso, pero valió la pena. Cuando te pones a pensar en qué sucedió con ese hombre en la cruz hace dos mil años que ha prevalecido a través de la historia con tal poder que sigue teniendo impacto en el presente. Para eso se hizo La Pasión de Cristo. Creo que es un filme para toda la gente de todos los tiempos".

Caviezel está convencido. No sólo por el compromiso que siente hacia su personaje por el solo hecho de ser católico practicante, igual que Gibson, también porque considera que contar nuevamente esta historia y de esta manera en particular es necesario para el mundo actual.

Desde el punto de vista físico, el actor vivió un verdadero calvario que dejó muy atrás a rodajes complicados en los que participó, como los de El Conde de Montecristo y La Delgada Línea Roja. El dolor que proyecta en pantalla no era del todo actuación.

"Me disloqué el hombro. Iba cargando la cruz y alguien cayó encima de ella, así", explica "de bulto". Caviezel es alto, musculoso y sus movimientos denotan energía, ¿qué cantidad de sufrimiento se necesita para doblegarlo?

"Las sesiones de maquillaje eran de las 2:00 de la mañana hasta casi las 10:00 de la mañana por un periodo de cinco semanas, que fue el tiempo que tomó filmar el recorrido del Calvario y la Crucifixión. Y no había mucho tiempo para dormir, porque me tomaba dos horas cada noche quitarme el maquillaje y poder tomar una ducha caliente.

"Esta es la única manera en que puedo explicarlo. Primero te metes a una bañera con agua caliente, luego te sales y sudas y el maquillaje de todo el cuerpo comienza a desprenderse, y tienen que frotarlo para que tu sudor sirva como lubricante y se desprenda la capa de látex. Luego ya podía irme a descansar".

El diseño de las heridas fue trazado en su piel con una tinta semi-permanente que facilitaba la aplicación del maquillaje sin problemas de continuidad. Las irritaciones de la piel, dice, fueron cotidianas.

"Toda la filmación fue intensa. Con muchos incidentes dolorosos...

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