Rebanadas/ Buenas intenciones...

AutorCony De Lantal

Con altas expectativas fuimos mi marido y yo a conocer una nueva cadena de hamburguesas de nombre Ruben's, cuyo distintivo es que éstas son de sirlón.

Por las características del anuncio que vimos en el periódico y sabiendo que pertenecían a una cadena que tiene sucursales en Ixtapa, Cancún y el D.F., y que está abriendo dos más aquí en la Ciudad (Valle y Cumbres), pensábamos encontrarnos con un restaurante a la altura de cualquier Carl's Jr. o McDonald's, pero grande fue nuestra sorpresa al toparnos con un diminuto, humilde y escondido changarrito que comparte sus mesas de aluminio con los Tacos Sahuaro en el Centrito de la Del Valle.

El Ruben's está lleno de buenas ideas y buenas intenciones, pero, desafortunadamente, en eso se quedan, porque la realización de sus creativos detalles es sumamente pobre.

Tienen un menú fuera de lo común, en el que aparte de las hamburguesas de sirlón ofrecen también chayotes, calabazas o papas horneadas y, de postre, plátano al horno con crema, canela y azúcar.

En la teoría todo suena muy bonito, pero en la práctica acaban por desilusionarte; todavía les falta mucho para al menos encontrarle el punto de cocción a sus novedades.

El chayote nos tocó demasiado cocido y el plátano macho, de plano, estaba incomible, quemado de las orillas y crudo en el centro.

Del decorado poco hay que comentar, porque poco hay. Si acaso unas cuantas macetas arrinconadas y uno que otro cuadro colgado.

Me cayó en gracia que, a pesar de su modestísimo localito, montaron "juegos infantiles" compuestos por un sólo sube y baja, que estorba más de lo que entretiene.

También traen de novedad una especie de tómbola rudimentaria representada por una vasija que el mesero te lleva a la mesa y de donde puedes sacar una ficha de refresco ("sin ver", como aclara el mismo mesero) marcada con un número que corresponde a algún premio, entre los que te pueden salir paletas heladas, papas fritas o hasta el total de tu cuenta.

A nosotros nos tocó el número 13, que te da derecho a jugar en un micro golfito que improvisaron también ahí, como si pasaras a la catafixia, para ver si rescatas un premio al atinarle al hoyito.

Además atiborran de propaganda las mesas, con la que te venden desde el servicio para eventos especiales hasta la idea de volverte franquiciante de su marca, aunque yo no le veo mucha ciencia a una franquicia como ésta, que, insisto, tiene buenas ideas, pero una realización fatal.

Podríamos decir que sus hamburguesas están buenas...

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