El señor de los anillos

AutorDaniel de la Fuente

a primera vez que Eugenio Richer tuvo entre sus manos un anillo de calidad fue cuando formó parte de la primera generación que egresó de la Saint Joseph High School de Laredo, en 1942.

Él como sus compañeros, entre ellos Eugenio Garza Lagüera, se vieron deslumbrados por la hechura de aquel anillo que los identificaba como egresados de esa prepa texana.

"Quedé impresionado por la dureza del metal, irrompible, y por el brillo distinto al de los anillos que se hacían en México, horribles", recuerda este hombre que, a los 81 años, conserva el pulcro rito del traje con el pin de Rotarios; se mantiene espigado y de mirada dura; pelo entrecano y de rasgos que evocan al joven de buena presencia que fue.

Cuando iba a egresar de la Facultad de Ciencias Químicas, en 1947, Richer recordó la luz e indestructibilidad de aquel anillo. Habló a la escuela texana y le dieron el nombre de la compañía: Herff Jones Company.

"Les dije: '¡Eh, raza, vamos a pedir nuestros anillos a Estados Unidos!'. Entonces les mostré mi anillo de la prepa y dos de los que hacían en México", dice. "Mis compañeros aceptaron e hicimos el pedido. Al recibir los anillos, estábamos fascinados".

Eran los primeros anillos americanos hechos exclusivamente para una escuela mexicana.

El contacto con la Herff Jones y su capacidad para el inglés hicieron popular a aquel chico al que en anteriores grados escolares pocos tomaban en cuenta por ser el más pequeño de estatura. Pese a que ya no era alumno, los jóvenes de las generaciones siguientes le pedían hacer los envíos.

De esta manera, casi por azar, inició el camino que llevaría a Eugenio a ser el pionero de la fabricación en serie de anillos en América Latina a través de su empresa: Richer, S.A.

El símbolo de su infancia fue la unidad en su familia, señala, presidida por su padre, Eugenio G. Richer, de Nuevo Laredo, y su madre, Concepción Santos, de Bustamante. Él fue el mayor de seis hermanos.

"Fui un niño feliz, pero si alguien me pregunta qué recuerdo de mi infancia es la honestidad de mi padre. Si por alguien soy como soy es por él: su disciplina y su honestidad fueron fundamentales", explica de aquel hombre que mantuvo a su familia a través de una agencia aduanal.

Tras egresar de la facultad, Richer se dedicó a trabajar en una mina de guano en Nuevo Laredo, mientras seguía haciendo los pedidos a la Herff Jones.

Un día, recibió una carta de esta empresa, donde le ofrecían la representación en México.

"Me sentí ofendido. ¿Qué les pasaba...

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