Ana Paula Ordorica / Ya merito

AutorAna Paula Ordorica

¿Qué es mejor, un gobierno débil y mediocre o un gobierno activo y poderoso? El mejor gobierno, entre estas dos opciones, es aquel bajo el cual las cosas pasan por sí mismas y no movidas por la voluntad de arriba, así se tenga que soportar la debilidad y la mediocridad de la clase gobernante.

La pregunta es pertinente porque hoy por hoy gran parte de la sociedad se encuentra desencantada con el actual gobierno. Lo culpamos precisamente de ser débil y mediocre y se comienza a extrañar al Presidente todopoderoso de la era priista. Aún cuando regresar al esquema del partido-gobierno ya no es posible, esta añoranza por el pasado debilita el ya endeble estado de derecho y fortalece la posibilidad de que en el 2006 llegue a la Presidencia la persona equivocada, eso sí, electa democráticamente.

La brecha existente entre el ideal democrático y el modo en que opera día a día el sistema democrático está a la vista. Lo que pensamos que iba a ser una nueva época de gloria en nuestra historia se ha convertido en un capítulo más de los "ya meritos" que nos caracterizan a los mexicanos.

"Ya merito" somos los líderes de América Latina con Echeverría. "Ya merito" somos la potencia petrolera del continente con López Portillo. "Ya merito" controlamos la economía con De la Madrid. "Ya merito" llegamos al Primer Mundo con Salinas. "Ya merito" hay bienestar para las familias con Zedillo. "Ya merito, ya merito, ya merito". Es el cuento de nunca lograr nada. Y así, ahora se nos prometió que "ya merito" cambiaríamos a un sistema político de oportunidades para todos, sin corrupción, sin compadrazgos y sin división extrema de la riqueza. Ya merito.

El problema no está en prometer. Todos los políticos del mundo prometen en campaña y una vez en el poder se topan con que no es tan fácil entregar resultados. Hasta en las épocas del más fuerte presidencialismo encontramos textos contundentes sobre los límites del presidencialismo. Octavio Paz escribió durante la Presidencia de Luis Echeverría que "el Presidente en México puede hacer todo el mal que quiera y aunque quiera apenas puede hacer el bien".

No busco excusar la mediocridad del actual gobierno. La falta de pasión y profesión política de Vicente Fox y su administración es a todas luces visible. Sin embargo, creo que el estancamiento actual no es culpa de un gobierno pasivo y mediocre, lo que sucede es que el sistema que nos era familiar se vino abajo, porque quisimos, y ahora nos encontramos sin instrumentos para...

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