Javier Alberto Reyes G. / Una lección cívica: Votar contra la ignorancia

AutorJavier Alberto Reyes G.

Es imposible no estar de acuerdo cuando se hacen llamados a la paz y a la cordialidad, así como cuando se intenta defender a las instituciones garantes de la democracia. En México, no obstante, Franz Kafka sería un escritor costumbrista y cosas obvias como las anteriores despiertan suspicacias. Sí, todos a votar, de acuerdo; sin embargo, es indispensable analizar si realmente podemos confiar en los recientes llamados a la concordia y si realmente, como insisten (ahora) varios personajes, es confiable la democracia mexicana.

En efecto, recientemente hay dos cosas que llaman la atención en algunos medios: una de ellas es el continuo llamado a la paz y a la reconciliación tras las elecciones, y la otra es la aseveración de que las instituciones democráticas son confiables. El primer deseo es loable pero tramposo, mientras el segundo asunto es un reino de fantasía. Sobre todo, tomando en cuenta que tales llamados provienen primordialmente de quienes auspiciaron la "guerra sucia" o fueron omisos para condenarla, y porque el voto de paz y confianza viene justo después de que han salido a la luz todas los notables peros que sufre el Instituto Federal Electoral (IFE).

¿Por qué un llamado a la paz y a la cordialidad (e inclusive a un "abrazo" tras la contienda) es loable pero sumamente tramposo? Meses atrás, mientras no pocos opinábamos que la Presidencia es un poder acotado y que el mercado no permitiría "golpes de timón", por lo que era ridículo calentar los ánimos y polarizar a la sociedad, un partido se apoyaba en medios electrónicos para lanzar una campaña negra, en la cual uno de los actores principales hacía gala de su vasto y elegante vocabulario, tal y como lo sigue haciendo (¿alguien dijo "que no se apejendejen"?).

Aunado a lo anterior, está la debilidad del IFE, ejemplificada por la reciente solicitud de ayuda que éste solicitó a la Secretaría de Gobernación para retirar los mensajes del Consejo Coordinador Empresarial que, supuestamente, promueven el voto, pero no hacen más que continuar el maridaje con el partido de su preferencia. En lo personal, y en contraste con los empresarios actuales, extraño el humanismo y la integridad, inclusive al defender sus puntos de vista, de personas como don Eugenio, el padre de mi alma máter, el ITESM.

Y, precisamente, ya que mencionamos al...

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